La respuesta esta pregunta es NO o al menos no debería. La primera vez que me recibí información de un experto sobre lactancia fue cuando aún estaba embarazada y asistía a las clases de psicoprofilaxis en un instituto especializado en mamás embarazadas. Antes de esto había escuchado comentarios sobre como algunas mamás la pasaron mal al principio de la lactancia porque la succión de sus bebé les ocasionaba dolor y la mayoría me aseguraba que era normal y que al cabo de una o dos semanas el dolor se iba porque “el pecho se acostumbraba” a la succión. En la única clase que recibí sobre lactancia en el instituto de mamás me dijeron que este era un mito y, al parecer, uno de los más comunes. Me explicaron que lo que causa dolor es el mal posicionamiento del bebé.
Si bien todos los bebés saben succionar, no todos tienen un buen agarre.
Según lo que me explicaron, un buen agarre es cuando el pezón llega hasta el
paladar blando del bebé, cuando no lo hace es que sentimos dolor. Para lograr esto tabién es necesario poner al bebé de forma que su estómago esté frente al nuestro. Busqué en
internet alguna imagen que me permitiera explicar mejor este tema y se las
muestro a continuación junto con la definición de “buen agarre” que La Liga de
la Leche Internacional publicó en su web:
"...En el seno, las mandíbulas y la lengua del bebé deben trabajar de manera
coordinada. Cuando el bebé toma el seno, su lengua forma un canal debajo del
pecho y se apoya rítmicamente, presionando el seno de su madre contra el paladar.
Esto aplana y alarga la parte de la areola situada atrás del pezón. Entonces,
la parte posterior de la lengua del bebé forma un canal antero-posterior, que
permite a la leche salir del pezón. Enseguida el bebé traga y respira. Sus
labios son retraídos y apretados contra el pecho para mantener la succión."
Hasta aquí todo perfecto, yo sabía que si sentía dolor tenía que colocar
bien a mi bebé y con eso los dos estaríamos felices. Incluso me enseñaron una
técnica en la cual tenía que cargar a mi bebé de forma que su cabecita colgara
levemente para que su boquita quedara abierta y así yo podría introducir mi pezón
lo más que pudiera para que llegara hasta su paladar blando. Si no funcionaba y
sentía dolor lo único que tenía que hacer era despegar a mi bebé y volver a
intentar.
Cuando mi bebito nació y empezó a lactar no sentí ningún dolor, mi mayor
problema fue que no se prendía bien, le costaba mucho empezar a succionar a
pesar de que yo intentaba ponerlo en la posición correcta. Pasaron algunos días
y aparte de que mi bebe seguía teniendo problemas para prenderse de mi pecho empecé
a sentir dolor y tenía los pezones muy irritados y agrietados. El dolor fue aumentando hasta el punto en que
ya no podía darle pecho, prefería extraerme la leche y dársela en un biberón. Me
deprimí mucho porque siempre pensé que lo mejor para mi bebé era amantarlo así
que decidí contactar a una especialista en lactancia para que me ayudara a
colocar a mi hijito de forma correcta pero no lo logré.
Una de mis amigas me comentó que lo que la ayudó a mitigar el dolor
cuando dio de lactar a su bebé, fue utilizar pezoneras (hasta ahora no sé el
nombre correcto de estos productos otros nombres son: cubre pezón, protege pezón,
etc.). Las pezoneras son unos protectores de silicona que van pegados a tu
pezón y lo protegen, especialmente cuando ya está dañado.
El primer día que usé las pezoneras mi bebé se prendió sin problemas. Después
de casi un mes sufriendo porque mi bebé no lograba lactar bien, él se quedó
lactando por cerca de 40 minutos. Me sentí demasiado feliz y además sentí muchísimo
menos dolor (amé a mi amiga por recomendarme este producto que me pareció tan
milagroso).
En Perú hay varias marcas de pezoneras, la que yo usé fue la marca AVENT
porque era la más fácil de encontrar (la venden hasta en los supermercados). También
probé la marca AMEDA y me parecieron muy buenos, ahora he visto que hay muchas
marcas más (MEDELA, NUK, PIGEON, etc.) solo es cuestión de preferencias.
Lo mejor de las pezoneras es que, en la mayoría de casos, son una solución temporal. Después de unas semanas
usándolas, mis pezones habían sanado y mi bebé ya podía prenderse del pecho sin
ayuda de estas, así que poco a poco fui usándolas cada vez menos hasta que no
las necesité más. Si bien algunas personas piensan que no son lo mejor para la
lactancia, a mí me ayudaron a afianzarla y no me generaron ningún problema
adicional (aunque se volvió un poco tedioso tener que estar limpiando las pezoneras
cada vez que mi bebé tenía que alimentarse pero no era un problema grave).
En resumen, dar de lactar no tiene por qué doler, solo necesitamos
colocar bien a nuestros bebés. Si no lo logramos siempre es recomendable buscar
ayuda pero si no la encontramos las pezoneras son una solución rápida y
temporal a este problema. Visita el post sobre recomendaciones para el uso de pezoneras para obtener algunos consejos sobre el uso de las mismas.
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